
Bajé las luces de la oscuridad,
para encontrar ahí alguna verdad
enterrada, como la de quererte.
Un suspiro de sol en mi alma caminante,
te la entrego con la certeza
de adorarte y nunca consumirte en plenitud,
tal acto sería imposible, cuando de los dos
seremos uno, un todo, un ente diferente.
Tu silencio hace hablar al mío,
Tu tristeza estimula mis manos,
Tu presencia de alguna vez fue una pareja
de baile para mis sentimientos.
Somos un deseo.
Compañero de los cielos desparramados,
Acompañante que surcas entre
Mis rizos encrucijados.
Das tu vida al pueblo, como yo
doy parte de la mía a ti, y entonces
de la mía también a la tierra,
como ríos de sangre hermano mio.
Mi poesía es extraña cuando se trata
de nuestras entrañas,
unas letras,
unas palabras,
un despafarrado completo,
y mil andanzas en los cielos terrestres
llenos de sueños.
No te esperaré algún día,
porque ya estás impregnado
en mi fuego de cada mañana,
tampoco te dejaré cuando te vayas,
porque seguirás en el aire insurrecto
con el que me acuesto.
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