"La realidad del pesimismo"

Dinamarca, Dinamafia,

Huanhuali, La Huanhua,

Villa Alemana, Villa Lejana.

El terreno era verde,

ahora una calle gris sin salida.

Un par de zapatos colgando,

delante de mil pies descalzos en ruinas.

Bebés que sonríen al calor del sol,

niños que se embarran desde el corazón,

adolescentes que se drogan sin razón,

mamás que ignoran muchas veces la pureza del amor.

Almas consumistas,

almas desdichadas sin saberlo,

alma joven que defiende el sufrimiento.

Un círculo vicioso, familiar, tradicional,

una cultura oscura, cultura sin escultura,

sin cuerpo, no se protesta, se teme, se quema,

pero aun así, se está dentro de ella.

Un mundo distinto para nosotros los iguales,

un mundo en fuego, en tonos desqueridos,

en leñas gastadas, cocinadas, hechas no más que

carbón y cenizas.

¿Y ahora quién tiene la culpa?

Somos cómplices, pero más aun, todos somos víctimas,

nos fusilamos, encerramos, dañamos recíprocamente.

Una frontera magnética, si entras no sales, si sales, te matan.

Un grifo en verano, una expresión cultura del año.

Unos balazos durante el año, una sometimiento de resistencia

inconsciente para una vida no vivida. Pero no sufre, porque

simplemente ignora.

¿Existirá entonces un sueño plasmado, deseado, anhelado?

Sabrán acaso lo que es soñar, sabrán entonces la existencia

de algo tan hermoso que no le es permitido?

Bailar, cantar, rimar, jugar a la verdad, una silla musical

competitiva de descontento.

Caminando en círculos me encuentro,

utopías enterradas,

un verdadero pesimismo de la realidad absorbente.