Se cerraron de falsa los muros
ante las almas inquietantes
que siempre estuvieron abiertas.

Se armó la lucha por parte del enemigo
ante el amigo que nació luchando,
que nunca perdió una batalla,
porque eran miles los que caían, millones
los que se levantaban, millonésimas los que
nacían.

No tendremos miedo.
Un poco más de silencio.
La mejor arma.
La sabia y más lista sabiduría.

Llegaron por montones donde
siempre estuvo lleno.
Se organizaron un sin tiempo
donde la organización siempre
fue lo primero.

¿Qué van a saber de lucha los que
nacieron en cuna de oro, mientras
que nosotros dormíamos con los ojos
abiertos combatiendo el frío entre
los escombros?

Hablaron un momento para nosotros
que no tuvimos ni un minuto de silencio,
por toda una vida de combate, como dice en la
imprenta mural de la cuidad que siempre
contemplo a corazón agitado.

Nos dicen rabiosos, violentos y escandalosos,
cuando están desgarrando nuestras entretelas.
¿Qué más van a esperar?
si nuestro descontento es el lecho de esas
entretelas desgarradas.
si nuestra rabia es la respuesta directa
a sus insensatas mentes rodeadas de objetos.

No nos acostumbraremos a ellos,
Ellos tendrán que acostumbrarse a nosotros.
El sol hace hervir nuestra adrenalina de por vida,
ese sol de día nublado, silencioso y escondido,
nuestra táctica similar y el encanto de nuestros colores
revueltos.