imagenes para blogspot

martes, 23 de marzo de 2010

...




Ese día te vi.
Te vi con otra pero no me importó.
Luego te vi solo y quise caer en tus brazos como un bebé sin pecho que succionar.
Como un corazón sin latido.
Como cuando a un rosal le faltan espinas para defenderse de su soledad.
Como cuando a una guitarra le faltan dedos para darle vida a sus cuerdas.
Pero tampoco me importó.
Tu presencia era exquisita de tan solo mirar tus ojos de experiencia.
Sabías de mi presencia porque te hablé, me hablaste, y así nos sumergimos en un momentos de pequeños diálogos.
Tú pintabas, cuadros, sí, recuerdo que eran extraños, para mi ignorancia lo eran. Lo siento por eso, pero no lo lamento, aprender de lo extraño me estremece. Aprender de ti.
Tan extraños como esta sensación que me invade ahora.
Mientras tú pintas yo miro estática, corriendo soló la sangre por mis venas, contemplando cada movimiento de tus manos, tus dedos, su forma gastada y elasticada.
En silencio, para no, quizás, interrumpir tu inspiración tan latente de tu misterioso cuerpo sudando, y que anhelo algún día nazca desde tus ojos mirando los míos.
Y sueño despierta.
Te miro y escribo, pensando en que algún día lo leerás, porque ésa es mi táctica.
Como niña loca que sepas de mi existencia y de la tuya en mi torso cálido.
Y así fue... un día te dije, por decir algo, lo encantador que era tu cuadro.
Te hablé de sus colores, de sus texturas que sólo mis ojos podían describir, me juré especial por un momento.
Con eso pude pasar desapercibida de mi locura, creo. Pero era tanta aquella locura que lo logré, te dejé esta nota y me marché.
Tenía un gran trastorno mental por volver ahí, por volver a avistar tus manos mojadas en colores.
Por un momento me sentí sana.
Solía espiarte dentro del café que se unía paralelamente con tu ventana, pero desde aquella ventana haciendo sonidos con mis labios, tu presencia de frente me invadía cuando cruzabas a paso lento y delicado.
¡QUE LOCURA! ¿Acaso no puedo controlar mis emociones?
¿O acaso me falta un poco de fe y darle coraje a mi cuerpo para hablarle de incoherencias al tuyo?
Era la presencia de ella, me di cuenta de que sí me importaba.
Y me consumían unas ganas de ser ella, o unas ganas de homenajearla.
De ser quien en su completo intento de lujuria pudiese excitarte hasta prestar oídos a tus gemidos a milímetros de mi piel.
Ese día me fui.
Te había visto con ella y si me importó.
No volví a ir.

No hay comentarios: