Y mientras creía que era fácil escribir me daba cuenta ,con el pasar sutil de los minutos, que escribiendo la facilidad te entrega ciertas complejidades. Pensar no es fácil. La noche era oscura como cualquiera de carne muerta y alma negra, solía contemplar el alma de cada persona que nos rodeaba, sus colores e incluso olores extraños, cada verbo que paria, de cada silencio que me gritaba en plena noche contemplada...con los minutos perdí ese ritmo, ya no sabía dónde, ni cómo pasear mis dedos y articularlos entre plástico poseído de capital tecnológico... sólo pedía escribir, escribir con esas manos que mamá trajo al mundo, manos que se comportan como si fueran escritores, no lo son...no.