Y pensar que estamos inertes en un mundo que no muy lejos está lleno de vida, y pensar más aun que nuestro primer soplo de aliento fue puro como una lejana cueva constituida de un aire inodoro...y ahora oler cada mañana una atmósfera desgraciada de sustancias mortales que te entregan migrañas indeseadamente tolerables mientras que el tumor de la ignorancia se expande a todos los senderos de tu mente, y somos pocos, casi nulos, los que rescatamos el brillo majestuoso de una flor idealista y curandera que eliminaría el tumor antes de destruir nuestros sueños y para impedir la herencia en nuestros descendientes de la libertad absoluta. Víctimas de las masacres humanas más insensatas del hemisferio negro de nuestro cuerpo! De rojo que vista nuestra intimidad y que de blanco muera la verdad. Cincuenta mentiras para cinco millones de personas y otras quince no perdedoras, seamos uno de esos quince, porque de ahí podrían salir unos treinta y de esos treinta unos sesenta, cualidad cuantitativa de mi región más sentida.